En la isla de Oahu, Hawai, se ha establecido recientemente una colonia de albatros Laysan (Phoebastria inmutabilis). Casi la tercera parte (el 31%) de la parejas reproductoras de la colonia están formadas por hembras que cooperan para criar un pollo. Una de la hembras pone un huevo que será el que incuben y si se da la circunstancia de que la otra hembra pone otro huevo, ese no se incuba, se abandona. Las albatros hembra que ponen el huevo han sido fecundadas por machos que tienen otra pareja reproductiva. Esa extraña configuración de parejas es consecuencia, seguramente, de que el 60% de los miembros de la colonia sean hembras; y ello se debe a un sesgo de inmigración: a la colonia se incorporan más hembras que machos. Se trata de una situación relativamente extraña en aves, ya que es más normal que, de haber desequilibrio entre sexos, éste sea de sentido contrario, puesto que la mortalidad suele ser más alta entre las hembras que entre los machos.
Se ha investigado el comportamiento reproductivo de las hembra de albatros de la colonia de Oahu, y los resultados obtenidos se han publicado hace unos días en la revista Proceedings of the Royal Society (B). El trabajo de investigación ha evaluado, específicamente, el valor adaptativo de ese comportamiento de emparejamiento reproductivo. Para ello, los investigadores han cuantificado variables demográficas (número de pollos que salen adelante y mortalidad), y también han estudiado los cambios de pareja y la relación que hay entre esos cambios y las variables demográficas.
Las parejas formadas por dos hembras (en adelante, FF) tienen, en promedio, menor éxito reproductivo que las parejas formadas por un macho y una hembra (en adelante, MF). Si las diferencias se expresan en términos de éxito (fitness) reproductivo, el de las hembras de parejas FF viene a ser un 77% del de las parejas MF.
Por otra parte, la supervivencia es muy similar (en torno al 97%) en las hembras que no llegan a reproducirse, sean de parejas MF o de parejas FF, y en las que en algunos años se saltan el emparejamiento reproductivo (skipped breeders); y es mayor que la supervivencia de las hembras que sí se reproducen (93%), lo que da cuenta de un cierto coste de la reproducción en términos de supervivencia.
Es improbable que una hembra emparejada con un macho pase al año siguiente a emparejarse con otra hembra, pero si un año la hembra de una pareja MF no consigue reproducirse, esa probabilidad se multiplica por tres. Por el contrario, las hembras de parejas FF que se reproducen un año cambian a una pareja MF con relativa facilidad, pero si no llegan a reproducirse no se produce esa transición, no al menos al año siguiente, incluso aunque haya machos disponibles en la colonia.
La probabilidad de saltarse un año a efectos reproductivos (skipping breeding) es más alta tras una reproducción exitosa que tras una fallida, tanto para parejas FF como para parejas MF, y es más alta en parejas FF. Las consecuencias, para las hembras, de saltarse un año son distintas dependiendo del tipo de pareja de que forman parte. Para las que han experimentado una reproducción fallida en una pareja FF, evitar la reproducción un año es la mejor forma de conseguir una pareja masculina. Pero para las hembras emparejadas con machos que sí se han reproducido con éxito, saltarse un año conlleva el riesgo de perder la pareja masculina y ser relegadas a una pareja de hembras.
En términos globales las hembras que se emparejan con otras hembras alcanzan niveles de adecuación (fitness) inferiores al de las hembras que se emparejan con machos, puesto que las primeras acaban criando un número inferior de pollos que las segundas. Por esa razón es lógico que las hembras de esas parejas intenten conseguir un macho en la siguiente ocasión, lo que les resultará más fácil si han logrado criar un pollo en su pareja con otra hembra; en caso contrario han de saltarse el emparejamiento durante un año para tener alguna posibilidad. Como consecuencia del fuerte desequilibrio de la ratio machos:hembras en la colonia (40:60), se produce una intensa competencia entre las hembras por los machos. Es posible que esa competencia provoque que las hembras intenten reproducirse todos los años, al contrario de lo que ocurre en otra poblaciones, donde las hembras se saltan el emparejamiento con cierta frecuencia; al fin y al cabo, el fenómeno de “skipping breeding” es una especie de barbecho, pues sirve para recuperarse físicamente, dado que la reproducción es muy demandante para las hembras desde el punto de vista energético y eleva de forma significativa el riesgo de muerte.
Lo anterior también sugiere que la adquisición y retención de una pareja masculina por parte de una hembra depende de su éxito reproductor y su calidad. El hecho de que el emparejamiento en un año dependa del éxito reproductor en años anteriores es relativamente normal en poblaciones en las que todas las parejas están formadas por un macho y una hembra, pero esta colonia de albatros es la primera en que se observa esa dependencia en una población en la que hay un porcentaje relativamente alto de parejas formada solo por hembras. Si una hembra, emparejada con un macho, que se ha reproducido con éxito un año se salta el emparejamiento al año siguiente, su probabilidad de supervivencia se eleva un 3%, pero también se eleva muchísimo la probabilidad de pasar a emparejarse con otra hembra (de un 0,5% a un 14%). Así pues, saltarse un año tiene la ventaja de la mayor supervivencia, pero también tiene la contrapartida que supone perder una oportunidad reproductora el año que se salta y tener una mayor probabilidad de emparejarse con otra hembra, con la menor probabilidad de criar un pollo que eso implica.
Cuando una hembra emparejada con otra hembra se reproduce con éxito un año, se eleva la probabilidad de adquirir una pareja masculina, lo que conlleva un aumento de su fecundidad. Eso, junto con el hecho de que en la colonia hay machos sin emparejar, sugiere que los machos ejercen una selección sexual sobre las hembras, al escoger las de mayor calidad como parejas y relegando a las de menor calidad a formar una pareja con otra hembra.
Todo hace indicar que en esta población de albatros Laysan el emparejamiento de individuos del mismo sexo (femenino) forma parte de una estrategia reproductiva flexible por parte de las hembras. Se trata de una estrategia que ponen en juego en respuesta a condiciones sociales cambiantes, como son las variaciones en la ratio de sexos. Al fin y al cabo, y por comparación con la opción de no reproducirse, el emparejamiento entre hembras no deja de ser un mal menor. Ahí radica su valor adaptativo.
Fuente: Lindsay C. Young y Eric A. VanderWerf (2013): “Adaptive value of same-sex pairing in Laysan albatross” Proc. R. Soc. B 2014 281, 20132473
Muy interesante, gracias 🙂
que freak. las hembras que no se reproducen (la frase «con un macho» resulta redundante) «sobran» y para no quedarse solas se hacen lesbianas, aunque sólo estacionalmente, porque si al año siguiente consiguen un macho hasta ahí les llega su lesbianismo. ajajjaaj
Según entendí el articulo, o quizá no lo entendí (le sentí un poco ambiguo), las hembras ayudan en la crianza del poluello, formando pareja en tareas comunes. Pero el único contenido sexual se da entre machos y hembras.