Más que una cópula

Por Juan Ignacio Pérez, el 14 abril, 2016. Categoría(s): General ✎ 5
Ceratias holboelli
Ceratias holboelli

En 1922, el biólogo islandés B. Saemundsson capturó un pez pescador de 66 cm de longitud. Al verlo se llevó una sorpresa, pues encontró otros dos peces mucho más pequeños, adheridos a su superficie. Al principio pensó que eran crías, pero tenían un aspecto muy extraño, como si hubiesen degenerado. Además, mantenían una unión tan íntima con el pez “adulto”, que parecían tener los bordes de la boca fusionados con su piel.

Tres años después, el ictiólogo británico C. Tate Regan descubrió que aquellos pececillos no eran crías, sino machos enanos. Esto es, eran machos adultos, maduros, que vivían pegados a la hembra de forma permanente. Hasta tal punto se encontraban adheridos a la hembra que observó incluso que había continuidad entre los vasos sanguíneos de los pequeños y del grande. En la actualidad se sabe que, una vez se adhieren a la hembra, los machos “renuncian” a la vida libre y pasan a depender absolutamente de aquélla. También se sabe que los machos que no encuentran ninguna hembra a la que adherirse no llegan a desarrollar sus gónadas y mueren en poco tiempo (llegan a vivir unos meses nada más).

A juicio de algunos el pez macho es un parásito, aunque si lo es, se trata de un parásito muy especial, ya que surte de espermatocitos a la hembra. Es más, las hembras que no portan ningún macho enano adherido no llegan a desarrollar sus gónadas por lo que, en consecuencia, nunca llegan a tener ovocitos fecundados. A juicio de otros, el pez pescador macho no es más que un pene, pero eso tampoco es correcto. Es cierto que pierde algunos órganos, como los ojos, pero mantiene las branquias, el corazón y los riñones, y son órganos funcionales.

El extraño pez al que me estoy refiriendo es Ceratias holboelli, al que  en inglés lo llaman anglerfish (pez pescador) porque de la parte superior de la cabeza le sale un apéndice o proyección especial. La punta del apéndice en cuestión es luminiscente y gracias a él atrae a sus potenciales presas. Actúa de un modo similar a como lo hace el rape (ver la entrada “El pez pescador), solo que éste utiliza la luz como cebo.

Aunque pueda parecerlo, Ceratias holbelli no es una excepción, ya que hay bastantes especies del Orden Lophiiformes que presentan estas o similares características. En un extremo se encuentran los parecidos a Ceratias, pero también hay especies en este grupo en las que los dos, macho y hembra, tienen vida libre e independiente. Y también hay formas intermedias

Viven en aguas muy profundas, donde es difícil encontrar alimento, y esa es la razón por la que varias especies de ese orden han desarrollado el truco de la luminiscencia. La luz del sol no llega a aguas tan profundas y, por ello, la luz que producen unas bacterias simbiontes que se encuentran en la punta del ilicium (el apéndice que semeja una caña de pescar) resulta muy atractiva para las presas potenciales que habitan espacios tan amplios.

Así pues, el modo de alimentación de estos peces es muy especial, pero más que el modo de alimentación, es su estrategia reproductiva lo que los hace verdaderamente extraños. Y ambas características, modo de alimentación y estrategia reproductiva, constituyen adaptaciones a vivir en el medio en que se encuentran. Normalmente se encuentran en densidades muy bajas, por lo que no es fácil que se encuentren unos con otros. Por ello, el vivir adherido a la hembra debe considerarse como una adaptación a la vida en esas condiciones tan especiales, de manera que una vez que se ha producido un encuentro de macho y hembra, permanecen unidos para el resto de sus vidas; ni siquiera cabría decir en este caso aquello de “hasta que la muerte los separe”. Por eso la de Ceratias ha de ser considerada, para sus protagonistas y a todos los efectos, más que una cópula, muchísimo más.



5 Comentarios

  1. Pues como se enteren algunas feministas estamos apañados. Ya me veo a las femen protestando por la explotacion de los machos a estas hembras, je.

    Lo siento, no he podido contenerme.

  2. Mientras leía, me vino a la mente lo mismo que plantea J. Díaz: en algunas especies el parasitismo llega a extremos insuperables. Así mismo sucede en matrimonios que yo conozco.

    1. Nos salimos del tema.

      El matrimonio, señorita Martinez, deberia ser un conjunto mutuo de intereses basado en la compresion , el cariño y la ayuda mutua.
      Desgraciadamente, se nos ha adoctrinado para considerarlo una especie de negocio en el que alguien se beneficia y alguien es perjudicado.

      Toda interrelacion humana se basa en un equilibrio precario, unas ves se da y otras se recibe. A veces, hay una parte que recibe mucho y otra que da mucho, pero se sostiene poque el que recibe agradece y el que da se siente satisfecho.
      El problema es cuando se cobnvierte en abuso y ambos intentan su propio beneficio, entonces se rompe el fiel de la balanza.

      No creo que los hombre seamos mas tiranicos que nuestro bisabuelos, ni que la smujeres sean menos sumisas que ellas.
      Pero sin duda debe haber algun factor que implique que nuestro abuelos se tiraran juntos , en general, cincuenta años, y hoy sea raro encontrar una pareja que aguante cinco. Salvo por los hijos y de forma muy forzada.

      No es cuestion de divorcios, el ahi te pudras siempre existio. Y era mas sencillo irese a otro pueblo a empezar otra vida.

      ¿Entonces?

      No lo se.

      Por cada afirmacion del estilo de Barbilaputa, hay otra del Machismo lenininsmo y son «igualmente» validas.
      ¿Nos casamos demasiado precipitadamente?
      ¿No tenemso paciencia y grandeza de espiritu?
      ¿Somos mas rencorosos y egoistas?
      ¿La sociedad es mas complicada y es mas dificil mantener una relacionen comun?

      No lo se. Lo que si se es que los matrimonios y las parejas fracasan y por cada motivo feminista hay un motivo machista, por asi decirlo.
      Con la unica diferencia quizas, que socialmente hay un 016, pero no unnumero si tu esposa te pega una venerea o se larga cuando tu te quedas invalido para no cuidar tuyidos.

      No. La culpas son extensibles siempre a ambos bandos y ese es el problema, que hay bandos.
      ¿Como vamos a mantener realciones de pareja saludables si de partida consideramos que hay bandos en vez de considerarnos socios y aliados en la vida?

      En fin. Como decia, nos salimos del tema.

      Saludos y pataditas a lauger.

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Por Juan Ignacio Pérez, publicado el 14 abril, 2016
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