Hibernación y latitud

Por Juan Ignacio Pérez, el 4 noviembre, 2016. Categoría(s): General ✎ 4
Marmota monax (Imagen: Cephas, Wikipedia)
Marmota monax (Imagen: Cephas, Wikipedia)

Marmota monax es un roedor de amplia distribución geográfica; sus poblaciones se extienden desde Alaska hasta el sur de los Estados Unidos. Y gracias a esa distribución latitudinal tan amplia ha despertado el interés de investigadores interesados en analizar la variabilidad del proceso de hibernación en relación con la latitud. Por esa razón se han estudiado individuos pertenecientes a tres poblaciones, localizadas en los siguientes tres lugares de los Estados Unidos: Maine (43º 42’ N), Pensilvania (40º 22’ N) y Carolina del Sur (34º 40’ N).

Si tenemos en cuenta que la hibernación constituye una adaptación gracias a la cual se puede superar con éxito el periodo más frío y de mayor escasez de alimento del año, era previsible que cuanto más al norte se encuentre una población, más prolongado haya de ser el periodo de hibernación que experimentan sus integrantes. Y así es. Las marmotas de localidades más septentrionales entran antes en estado de letargo (18 de octubre en Maine, 14 de noviembre en Pensilvania y 12 de diciembre en Carolina del Sur) y salen del mismo más tarde (3 de abril en Maine, 1 de marzo en Pensilvania y 26 de febrero en Carolina del Sur). Así pues, los periodos de hibernación duran 167, 107 y 76 días, respectivamente, en cada una de esas tres poblaciones.

Como ya hemos visto antes aquí, el periodo completo de hibernación está en realidad formado por una sucesión de estados letárgicos de profunda hipotermia. Esos estados están separados unos de otros por breves despertares, que se caracterizan por una recuperación transitoria y de muy corta duración de la temperatura corporal normal. Pues bien, resulta que esos periodos letárgicos son más prolongados y más abundantes en las poblaciones más septentrionales. Por el contrario, los despertares que ocurren entre dos periodos letárgicos sucesivos son más prolongados cuanto más al sur se encuentra la población.

Cabría suponer que las marmotas que permanecen en hibernación durante menos tiempo pierden también menos masa durante el periodo de hibernación. Y sin embargo, no ocurre tal cosa, no al menos en esta especie, ya que las marmotas de las tres poblaciones vienen a perder un porcentaje similar de su masa corporal, una tercera parte, aproximadamente. La razón de ello es que si bien las marmotas de poblaciones meridionales permanecen durante menos tiempo en estado letárgico, también reducen en menor medida su temperatura corporal. Las temperaturas corporales mínimas de las marmotas de cada una de las poblaciones son, respectivamente, 5’3 ºC, 8’2 ºC y 11’8 ºC. Dado que el metabolismo es dependiente de la temperatura corporal, las marmotas de poblaciones más meridionales tienen un mayor gasto metabólico durante el tiempo en que se encuentran en estado de letargo, lo que compensa el hecho de que ese tiempo sea más corto.

Como vimos al analizar la hibernación de la marmota listada, resulta muy útil reducir el nivel de actividad metabólica como forma de limitar el gasto de energía; pero la reducción del nivel metabólico también tiene sus contrapartidas, ya que provoca inmunodepresión y estrés oxidativo. Por lo tanto, si bien es cierto que las marmotas de las poblaciones meridionales no ahorran toda la energía que hubieran podido ahorrar de haber reducido su temperatura corporal en mayor medida, también lo es que han obtenido otras ventajas de esa menor reducción térmica. Al fin y al cabo, no debe perderse de vista que entran en letargo más tarde y salen antes del mismo, con lo que el periodo durante el que permanecen sin comer es más breve en las poblaciones del sur. Y ese, el tiempo del que disponen para comer, es sin duda un elemento clave de cara a garantizar la supervivencia, el crecimiento y la reproducción.

A tenor de lo que hemos visto hasta ahora, está claro que la hibernación es un comportamiento fisiológico muy flexible. En anteriores artículos hemos visto que hay diferentes modos de hibernación en distintos grupos taxonómicos. Y en este hemos visto que también pueden darse comportamientos diferentes dentro de una misma especie. Es, por lo tanto, un rasgo fisiológico de gran flexibilidad, algo que tiene una relación evidente con las circunstancias ambientales en que se desenvuelve cada especie e, incluso, cada población.

Fuente: S. M. Zervanos, C. R. Maher, J. A. Waldvogel, y G. L. Florant (2010): “Latitudinal Differences in the Hibernation Characteristics of Woodchucks (Marmota monax)” Physiological and Biochemical Zoology 83 (1): 135–141



4 Comentarios

  1. Interesante serie, no la conocí desde la primera publicación, pero me puse al día y ahora leo cada publicación de la misma.

    Saludos y muchas gracias por publicar estos artículos muy interesantes.

Deja un comentario

Por Juan Ignacio Pérez, publicado el 4 noviembre, 2016
Categoría(s): General