¿Reptiles homeotermos?

Por Juan Ignacio Pérez, el 29 marzo, 2017. Categoría(s): General ✎ 3
Stenopterygius quadriscissus Imagen: Gunnar Creutz) Una reconstrucción de esta especie puede verse en Australian Museum.
Stenopterygius quadriscissus (Imagen: Gunnar Creutz en Wikipedia)
Una reconstrucción de esta especie puede verse en Australian Museum.

Es muy posible que las especies pertenecientes a tres grupos de reptiles marinos del Cretácico fuesen capaces, en diferente grado, de mantener su temperatura corporal por encima de la temperatura del agua del mar en que vivían.

Ictiosaurios, plesiosaurios y mosasaurios vivieron en los océanos del planeta del Triásico al Cretácico. Eran reptiles de gran tamaño que se alimentaban de presas muy diferentes, pero principalmente consumían otros reptiles marinos, peces, cefalópodos y crinoideos. De acuerdo con ciertos hallazgos, algunos reptiles marinos de esos periodos vivían en aguas muy frías, bastante más frías que las aguas en las que viven los actuales reptiles marinos. Por esa razón, hay especialistas que sostienen que no podrían haber vivido en aguas tan frías siendo poiquilotermos estrictos.

No resulta nada fácil obtener información fidedigna sobre el pasado, por supuesto, pero unos investigadores franceses han utilizado un procedimiento muy ingenioso para investigar esta cuestión: han recurrido a un isótopo del oxígeno. La concentración de un determinado  isótopo en los tejidos de un animal acuático depende dos factores, la concentración de ese isótopo en la masa de agua en la que vive el animal y la temperatura. Se sabe que los isótopos pesados de un determinado elemento tienden a acumularse en mayor medida en los tejidos de plantas y animales cuanto más altas es la temperatura a que se encuentran esos tejidos. Por ello, midiendo la concentración de isótopos puede obtenerse valiosa información sobre la temperatura bajo la que se formó el tejido estudiado. Y eso es lo que han hecho los investigadores franceses; han medido la proporción de 18O en los dientes fosilizados tomados de muestras de fósiles de ictiosaurios, plesiosaurios y mosasaurios procedentes de diferentes yacimientos. Además de medir esa proporción en los fósiles de los grupos citados, han hecho las mismas determinaciones en muestras de peces fósiles procedentes de los mismos estratos sedimentarios de esos yacimientos. Como los peces son poiquilotermos, la sangre de los peces está a la misma temperatura que el agua de mar en que se encuentran. Por lo tanto, si los reptiles eran poiquilotermos, su composición isotópica debería ser como la de los peces. Pero si peces y reptiles tienen diferente composición, entonces lo lógico es pensar que esos reptiles no eran poiquilotermos.

Pues bien, al hacer la comparación comprobaron que las composiciones isotópicas de unos y de otros eran diferentes. Y no solo eso, observaron, además, que existe una relación lineal negativa entre las diferencias observadas entre las concentraciones del isótopo en cuestión de reptiles y peces y la concentración de 18O de los peces. Esto es, a altas concentraciones del isótopo pesado, la diferencia entre las concentraciones era mínima, pero esa diferencia aumentaba conforme disminuía la concentración de 8O en los peces. Recordemos que las altas concentraciones de oxígeno pesado son las que corresponden a altas temperaturas.

La conclusión es clara. Bajo condiciones ambientales de altas temperaturas todos los dientes, los de los peces y los de los reptiles, se formaron a altas temperaturas. Sin embargo, los dientes de los reptiles que vivían en un régimen de bajas temperaturas ambientales (bajas concentraciones del isótopo, sobre todo en dientes de peces) tienen concentraciones de 8O claramente mayores que las de los peces, lo que indica que la sangre de esos reptiles estaba más caliente que la de aquellos. No obstante, no todos los grupos estudiados presentan el mismo perfil isotópico. Los investigadores han concluido que ictiosaurios y plesiosaurios habrían sido homeotermos, mientras que los mesosaurios, no habrían llegado a serlo del todo, si bien tenían un cierto grado de endotermia (capacidad para conservar parte del calor producido por el organismo), gracias a la cual podían ejercer algún control sobre la temperatura corporal, aunque no el suficiente como para regularla como lo haría un homeotermo.

Se trata de un hallazgo muy interesante, ya que si, efectivamente, estos grupos eran, parcial o completamente, homeotermos, ese atributo les habría permitido mantener un modo de vida bastante activo, incluso bajo temperaturas ambientales bajas. Y en términos generales, habrían podido independizar su actividad, en cierta medida al menos, de las fluctuaciones ambientales de temperatura. En contrapartida, estaban obligados a conseguir mucho alimento, dadas las altas demandas de energía propias de los animales que disponen de ese mecanismo. La razón de esas demandas energéticas es que para mantener el cuerpo a una temperatura constante, es preciso que esa temperatura esté normalmente por encima de la temperatura ambiental. Por ello, un animal que regula su temperatura corporal casi siempre experimenta pérdidas netas de calor, y eso solo es posible si el animal en cuestión es capaz de obtener suficientes recursos energéticos del ambiente como para poder dedicar una fracción significtiva a mantener una tasa metabólica lo suficientemente alta como para que proporcione ese calor que se va a perder. O sea, un animal termorregulador necesita alimento abundante y, si es posible, de alta calidad nutricional.

Fuente: A. Bernard, Ch. Lécuyer, P. Vincent, R. Amiot, N. Bardet, E. Buffetaut, G. Cuny, F. Fourel, F. Martineau, J.-M. Mazin, A. Prieur (2010): “Regulation of Body Temperature by Some Mesozoic Marine Reptiles” Science: 1379-1382.



3 Comentarios

  1. No entiendo por que los reptiles marinos no pueden (siendo de sangre fría) vivir en aguas muy frías, y en cambio los peces que también son de sangre fría, si pueden hacerlo.
    Agradecería que alguien me lo aclarase.

  2. Tener el cuerpo una temperatura superior a la de aguas muy frías tiene ventajas. Y si el modo de vida es muy activo, es imprescindible, porque es muy complicado, por no decir imposible, desarrollar altos niveles de actividad a muy bajas temperaturas. Los peces que viven en aguas muy frías o son poco activos o disponen de algún mecanismo que les permite elevar en algunos grados la temperatura corporal por encima de la ambiental.

  3. Ya guardé la página y pienso presentar este ejemplo en mis cursos de Ecología, puesto que me sustenta la Ley de la Integridad, que explico siempre como una manifestación de la concatenación universal de los procesos y fenómenos conocidos y por conocer. Gracias por esta información tan interesante.

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Por Juan Ignacio Pérez, publicado el 29 marzo, 2017
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