Alienígenas en el fondo del mar

Por Juan Ignacio Pérez, el 1 octubre, 2014. Categoría(s): General ✎ 6
Riftia pachyptila
Riftia pachyptila

Los grandes fondos marinos se asemejan, en cierto modo, a los desiertos. A las grandes profundidades no llega la luz solar. Sin luz no hay fotosíntesis y sin ella, no hay producción primaria, no hay organismos vegetales. Sólo la materia detrítica que proviene de las aguas próximas a la superficie llega, cuando llega, tan abajo. Hay bacterias que utilizan esos detritos y también hay algún bivalvo y algún equinodermo que consumen esa microflora. Y por supuesto, también hay peces, pocos, que consumen, a su vez esos bivalvos y equinodermos. Pero esa “lluvia detrítica” proveniente de las aguas superiores es muy limitada y de hecho allí abajo escasea la fauna. Por eso cabe referise a esas zonas como desiertos submarinos.

Sin embargo, algunas zonas del Océano Pacífico y del Oceáno Atlántico, aunque no son una excepción a esa norma general en la mayoría de su extensión, tienen algunos puntos en los que hay abundancia de animales. Como consecuencia del movimiento de los continentes y de las tensiones que se producen entre placas tectónicas, en las zonas más profundas se producen hendiduras y se abren grietas de las que sale lava y, en ocasiones, agua caliente muy rica en azufre y en minerales. Se trata de surgimientos hidrotermales que se forman en el fondo del mar.

En el año 1977 un submarino enviado a examinar una de esas zonas en el Océano Pacífico realizó un descubrimiento sorprendente: se encontraron con densas poblaciones de animales de diferentes especies, algunos de ellos de gran tamaño y de vivos colores. Entre esos animales, descubrieron gusanos tubícolas de más de un metro de longitud, así como almejas muy grandes (>30 cm). A los gusanos se les llamó Riftia pachyptila (filum Vestimentifera) y a los bibalvos se les puso el nombre de Calyptogena magnifica. Y tanto unos como otros podrían, por sus características metabólicas, ser calificados de alienígenas.

Quienes se ocuparon de examinar esos animales enseguida se percataron de que las altas tasas de crecimiento que observaron no se debían a la alta temperatura del agua en esas zonas, sino que tenían relación con el azufre que salía de las surgencias hidrotermales. Cuando se oxida el azufre y se forman sulfitos o sulfatos se libera energía. Se conocían de antaño bacterias oxidadoras de azufre (quimiolitotrofas) que utilizan esa energía en los afloramientos de azufre de la superficie terrestre. A diferencia de lo que hacen las plantas utilizando la energía solar para sintetizar carbohidratos y otros productos, la energía que utilizan esas bacterias es la procedente de la oxidación del azufre. Además de bacterias oxidadoras de azufre de vida libre, en los fondos marinos donde se producen surgimientos hidrotermales también hay bacterias similares que, a diferencia de las anteriores, son simbiontes y viven en los tejidos de los gusanos y de los bivalvos. Riftia vive en el interior de tubos blancos. Tan solo las branquias sobresalen del interior del tubo; son de un color rojo intenso. Riftia no puede comer, puesto que carece de boca y de intestino. Su órgano interno de mayor tamaño es el trofosoma, una cavidad que está llena de bacterias simbiontes. El trofosoma representa más de una tercera parte de la masa del animal y en algunos ejemplares puede llegar a ser la mitad.

La incorporación, desde el exterior hasta la sangre, del azufre, oxígeno y dióxido de carbono que necesitan las bacterias del trofosoma es tarea de las plumas branquiales de color rojo que se proyectan hacia fuera del tubo. El color rojo de las plumas se debe a la hemoglobina. Se trata de una hemoglobina muy especial puesto que, además de combinarse con el oxígeno como hace cualquier otra hemoglobina, se combina también con el azufre. Por ello, es la responsable del transporte de ambas sustancias hasta el trofosoma. Lo sorprendente es que el azufre incapacita al resto de las hemoglobinas del reino animal para combinarse con el oxígeno, puesto que bloquea los sitios de unión de la hemoglobina y el oxígeno. Esa es la razón por la que el sulfídrico es tan tóxico para muchos animales. Sin embargo, esto no representa ningún problema para Riftia, puesto que su hemoglobina tiene distintos sitios de unión para el oxígeno y para el azufre.

El bivalvo Calyptogena carece de un órgano especial para albergar las bacterias simbiontes oxidadoras de azufre; las acoge en la branquia. A diferencia de los gusanos, la hemoglobina de las almejas es incapaz de transportar azufre y de hecho, puede resultar perjudicial para su normal funcionamiento. Al no poderlo hacer la hemoglobina, el transporte del azufre en la sangre lo realizan unas proteínas plasmáticas de gran tamaño muy especiales. Además, las almejas adoptan una disposición especial para captar las distintas sustancias que requieren las bacterias oxidadoras del azufre, ya que no las incorpora todas ellas por la misma vía. El oxígeno y el dióxido de carbono acceden de forma directa desde el medio circundante. Sin embargo, el azufre lo incorporan de otro modo, através del pie. El pie lo introducen en las hendiduras de la chimenea, en zonas donde la concentración de azufre es especialmente alta y la de oxígeno muy baja. El azufre se incorpora a través del epitelio del pie, por donde llega al sitema circulatorio; en la sangre, se combina con las proteínas a las que he aludido antes y así, combinado con ellas, llega a la branquia. Las branquias, por su parte, se proyectan hacia zonas donde el agua es bastante más fría, contiene muy poco azufre y dsipone de concentraciones normales de oxígeno y dióxido de carbono; por eso difunden directamente desde el exterior hacia el interior de los tejidos branquiales.

Como puede comprobarse, la almeja pone en juego un dispositivo bastante complicado, pero es un dispositivo necesario. El oxígeno y el azufre se combinan con facilidad. Cuando el agua procedente de las surgencias hidrotermales se encuentra con el agua circundante rica en oxígeno, ambos elementos reaccionan. Por ello, los animales que se sirven de esa reacción para obtener energía, deben evitar que curse de forma espontánea y esa es la razón por la que deben impedir que los dos elementos se encuentren antes de que accedan a las bacterias capaces de valerse de esa reacción para obtener enegía. Como hemos visto, las almejas disponen de vías de incorporación diferenciadas para cada uno de ellos. Pero, ¿cómo resuelven los gusanos el problema? De un modo sencillo: dirigen las branquias alternativamente en una y otra dirección, de manera que para extraer oxígeno dirigen las plumas branquiales hacia el agua fría y para extraer el azufre lo hacen hacia las surgencias de agua caliente.

No cabe duda de que en ambos casos se trata de un comportamiento y de una disposición bastante complejos, pero merece la pena, pues obtienen u gran rendimiento. Téngase en cuenta que para ambas especies los recursos así obtenidos son muy importantes, más aun en el caso de los gusanos, pues son las bacterias las que les suministran toda la energía; no disponen de ninguna otra fuente de alimento.

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Nota: este artículo es una adaptación/traducción de «Sakonera ilunean bizitzarik ote», de mi amiga Miren Bego Urrutia en Uhandreak.



6 Comentarios

  1. Los animales no consumen las bacterias; porque están en el interior de sus tejidos. Los bivalvos y los gusanos se alimentan de los productos del metabolismo de las bacterias. La fuente de energía es el sulfídrico; las bacterias la almacenan en moléculas que luego son utilizadas por los animales que les dan hospedaje.

  2. Los gusanos tubìcolas de donde sacan las bacterias? O sea,¿Como se introducen en el? Porque supongo que no nacerán con ellas ya en el interior ¿No?

    1. La verdad es que no lo sé. Imagino que en el curso del desarrollo embrionario habrá un momento en el que pueden acceder al interior, pero lo desconozco. Tampoco creo que sea nada fácil averiguar esas cosas en unos bichos que viven en zonas muy profundas.

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Por Juan Ignacio Pérez, publicado el 1 octubre, 2014
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