Los animales más grandes que hay son las ballenas azules. Se alimentan de pequeños crustáceos, denominados “krill”, filtrando grandísimos volúmenes de agua. De menos tamaño que las ballenas azules son los cachalotes (Physeter macrocephalus, en inglés “sperm whales”). Los cachalotes son seres fascinantes. Son cazadores; por lo tanto, son carnívoros. De hecho, son los animales dentados más grandes que hay. No utilizan los dientes para desgarrar las piezas que atrapan; lo que hacen con ellos es sujetarlas para, a continuación, engullirlas enteras. Son grandes cazadores; cazan normalmente a grandes profundidades y, aunque no es muy frecuente en su dieta, una de sus presas es el calamar gigante.
Estos cetáceos tienen una organización social basada en las madres: ellas, junto con las crías, son las que forman los grupos. Los machos vagan a su aire y por lo tanto, se desentienden completamente de las crías. Resulta que las crías son incapaces de sumergirse hasta las profundidades a que lo hacen los cachalotes adultos, por lo que la cría no puede acompañar a una madre que tenga que ir de caza y eso las hace potencialmente vulnerables a los ataques de las orcas, también conocidas como ballenas asesinas.
Un grupo de biólogos canadienses y británicos se ha ocupado de estudiar este asunto, porque la biología de esta especie es bastante desconocida (a pesar de encontrarse en la lista de las especies en peligro) y porque tiene mucho interés desde el punto de vista de las estrategias reproductivas y del funcionamiento de las sociedades animales. Los investigadores estudiaron dos grupos, uno formado por pocas madres y otro más numeroso. Y lo que observaron fue que, aunque había diferentes patrones en uno y otro grupo, en ambos las madres que iban de caza dejaban a su cría al cuidado de otras madres. Éstas, no solo escoltaban de forma permanente al conjunto de las crías, sino que si tenían hambre, les daban incluso de mamar. En definitiva, las madres cachalotes organizan verdaderas guarderías para poder compaginar caza y maternidad, algo que podríamos incluso calificar como «conciliación cetácea».
Las ventajas de este comportamiento son evidentes. El mecanismo de solidaridad grupal permite proteger a las crías para que lleguen a la edad adulta. De esa forma se facilita el aumento del tamaño del grupo, lo que reporta a su vez claras ventajas para la seguridad del mismo.
Fuente: Esta historia la tomé hace unos años de la edición electrónica temprana de la revista Behavioral Ecology (DOI: 10.1093/beheco/arp068)
Buenas tardes.
Al leer la entrada, me ha surgido una pregunta: ¿los grupos de hembras presentan lazos familiares (hermanas, tías…)?
Salu2 cordiales.
Creo que sí, que son grupos familiares. Los emparejamientos se producen con machos que proceden de otros grupos, pero ellas no. Permanecen.
¡Que interesante!
Ese dato de que las crías no pueden sumergirse a grandes profundidades, como sus madres, no lo había leído en ninguna parte, y era algo que yo suponía…Yo pensaba que a esas presiones, sus pulmones colapsarían…
Gracias por la información.
Me gusta mucho su página, pero me encantaría que tratara acerca de animales como los nemátodos, que pueden representar un peligro para los seres humanos, debido a que son parásitos, además de otros vermes, como los anélidos y específicamente nos explicara los «encantos» de las lombrices de tierra y de sus beneficios a la agricultura. Gracias