Los casuarios son aves parientes próximas de los emúes y algo más alejadas del resto de paleognatos, grupo al que también pertenecen kiwis, tinamúes, ñandúes y avestruces, o sea, aves de gran tamaño (salvo los kiwis) que no vuelan. De hecho, los casuarios son, después de los avestruces, las aves de mayor peso que viven en la actualidad. Las tres especies pertenecientes al grupo viven principalmente en Papúa-Nueva Guinea e islas próximas. Y una de ellas, Casuarius casuarrius, también en el noreste de Australia. Viven en lo más profundo de la selva, donde no son fáciles de ver por los seres humanos.
Su biología reproductiva es peculiar. Las hembras de casuario se pueden aparear con varios machos y con cada uno de ellos hacen una nidada; ponen los huevos sobre un lecho de hojas y los padres se ocupan de incubar los huevos durante unos 50 días, manteniendo la temperatura a valores adecuados a base de poner y quitar hojas. Tras eclosionar los huevos, los padres siguen ocupándose de su progenie, cuidando de los pollos y protegiéndolos durante nueve meses.
La característica más conspicua de estas aves es el casco que tienen encima del cráneo. Se trata de una estructura ósea muy vascularizada. Se le han asignado funciones variadas: desde que participa en la fonorrecepción, hasta que protege al cráneo de golpes, pasando por un posible rol en la selección sexual. La última propuesta al respecto es que sea una “ventana térmica”, que ayude a la disipación de calor cuando las circunstancias así lo exigen.
La hipótesis de la ventana térmica se basa en que al estar el caso tan vascularizado, permite ajustar la pérdida de calor por radiación regulando el flujo sanguíneo a su través. Funcionaría de forma similar a como lo hace el pico del tucán. Estudios de termografía de radiación infrarroja han mostrado que, efectivamente, a bajas temperaturas ambientales el casco apenas emite radiación, lo que significa que no se produce casi pérdida de calor por esa vía, lo que sería debido a una reducción muy fuerte del flujo sanguíneo al casco. Sin embargo, a altas temperaturas, esa es la estructura corporal por donde más calor se pierde. Otras dos zonas de la anatomía del casuario responden de forma similar al cambio de temperatura ambiental: la zona distal del pico y las patas, estructuras corporales de las que se tiene constancia de su gran importancia en la termorregulación de las aves.
Fuente: Danielle Eastick et al (2019) Scientific Repports