Tiburones longevos

Por Juan Ignacio Pérez, el 11 enero, 2014. Categoría(s): General ✎ 2
El gran tiburón blanco Foto:  Pterantula (Terry Goss) Wikimedia Commons
El gran tiburón blanco Foto: Pterantula (Terry Goss) Wikimedia Commons

Los tiburones blancos, al menos los machos, pueden llegar a alcanzar edades superiores a los 70 años. Las hembras, aunque de un tamaño mayor, no llegan a alcanzar esas edades; la más longeva de la que se tiene conocimiento es de 40 años. Esos son los principales resultados de un estudio realizado con ejemplares del tiburón blanco Carcharodon carcharias del Atlántico Noroccidental. El estudio es importante, porque según referencias anteriores, si bien relativas a tiburones blancos del Pacífico y del Índico, las mayores edades registradas eran de 23 años. Se trata de una diferencia muy grande, máxime si se tiene en cuenta que una buena determinación de la edad es necesaria para medir de forma correcta la tasa de crecimiento y ésta, a su vez, para obtener buenas estimaciones de producción y dinámica poblacional.

En muchas especies no es fácil determinar la edad de sus ejemplares. Cuando se trabaja con poblaciones y si se da la circunstancia de que los individuos de diferentes edades tienen tamaño suficientemente diferenciado del de los demás, se pueden caracterizar los diferentes grupos de edad o cohortes que forman la población. Para ello, se toman muestras de la misma y se miden o pesan todos los individuos de la muestra; lo más habitual es que esas dimensiones presenten una distribución polimodal tal que, aplicándole el correspondiente análisis estadístico, se puedan diferenciar las clases de edad y asignar a cada una de ellas su talla o peso medio y su desviación estándar. De ese modo, relacionando la talla media de cada cohorte con su correspondiente edad, se puede obtener la curva de crecimiento. Además, como se puede estimar el número de individuos pertenecientes a cada clase de edad, se puede obtener la curva de supervivencia de esa población y disponer así de los elementos para caracterizar la dinámica de la misma y su producción.

Otras veces se utilizan procedimientos que permiten estimar directamente la edad de individuos que se capturan. Para ello suelen usarse marcas que aparecen de forma regular en diferentes estructuras duras. Si, con un poco de suerte, esas marcas se forman con carácter anual o si, al menos, podemos conocer con precisión cuál es la frecuencia con que aparecen, la tarea no es demasiado difícil. Normalmente la frecuencia es anual, ya que la formación de la marca es el resultado de una ralentización o detención del crecimiento de carácter estacional, pero puede ser de dos marcas al año si hay dos épocas en que el crecimiento cesa. Ocurre, a veces, que si se trata de animales que crecen muy rápidamente, cualquier parón del crecimiento deja una marca, y entonces no sirven para estimar la edad.

Las estructuras duras que suelen utilizarse son las escamas o los otolitos, en el caso de los peces, ya que en ambas estructuras pueden quedar grabadas las marcas de crecimiento. O también, como ocurre en los bivalvos, la concha, ya que en la concha pueden formarse ese tipo de marcas. Los huesos de diferentes animales también presentan marcas.

Es el caso, precisamente, de los tiburones. La forma de conocer la edad de los tiburones blancos consiste en examinar las bandas que se forman en sus vértebras. Son bandas que alternan zonas oscuras y zonas claras; se forman dos bandas como consecuencia de un patrón estacional de crecimiento. Utilizando ese procedimiento se había estimado que Carcharodon carcharias podría llegar a vivir 30 años, al menos en los océanos Índico y Pacífico, como ya se ha señalado. La corrección o, mejor dicho, la nueva estimación se ha hecho a partir del análisis del 14C en los esqueletos de los tiburones. Antes de 1963, año en que se subscribió el tratado que prohibió las detonaciones en la atmósfera de bombas atómicas, habían sido centenares las que se hicieron explotar; por esa razón, la concentración de carbono radiactivo en los océanos antes de la prohibición era muy alta; tras la prohibición, esa concentración se redujo a la mitad. Dado que los seres vivos incorporan el C que hay en el medio en el que viven, los tiburones incorporaron antes de 1963 el doble de C radioactivo que el que incorporaron después. Así pues, con esa referencia temporal, ahora sabemos que los tiburones que presentan en algunas de las zonas de las vértebras altas concentraciones de marca radiactiva, tienen al menos 50 años y, además de esos, tienen los que resultan de contar el número de bandas, a razón de dos bandas por año, que se han formado en las vértebras antes de que cambiase la concentración del isótopo en el hueso. De esa forma es como se ha estimado que alguno de los tiburones blancos examinados había alcanzado los 73 años de edad.

Foto: Sharkdiver68 (Wikimedia Commons)
Foto: Sharkdiver68 (Wikimedia Commons)

No cabe descartar la posibilidad de que en unos mares los tiburones crezcan mucho más rápido que en otros. Quiere esto decir que las diferencias entre las edades máximas reportadas en los Océanos Índico o Pacífico y las del Atlántico Noroccidental podrían deberse a distintas longevidades y tasas de crecimiento (más bajas cuanto más longevos son los tiburones). Pero hay un dato que cuestiona esa posibilidad, y es que los investigadores descubrieron que las bandas se iban formando con frecuencia anual hasta la marca trigésima, y a partir de ahí no se distinguían. Eso es un fenómeno muy normal, ya que es habitual que los animales alcancen una talla por encima de la cual no crecen más. Es el caso de nuestra especie, por ejemplo. Y por ello, un tiburón que alcanza su talla máxima con 30 años puede seguir viviendo durante muchos más. Por esa razón es muy probable que en los océanos Índico y Pacífico, la estimación de edades máximas de 23 años obedezca a que por encima de esa edad dejan de formarse bandas en las vértebras.

En el caso que nos ocupa, los machos pueden alcanzar una edad de 73 años o quizás algo más, y una talla de 493 cm, y las hembras una edad de 40 años y una talla de 526 cm. Son, como pude comprobarse, verdaderos colosos del mar. Las implicaciones de diferentes estimaciones de la edad son importantes, porque no es lo mismo alcanzar esas tallas en 20 años que alcanzarlas en 30 años y que, además, luego sigan vivos durante otros cuarenta años más. Desde el punto de vista de la biología y producción de la poblaciones hay un mundo.

Fuente: Hamady L L, Natanson L J, Skomal G B, Thorrold S R (2014): “Vertebral Bomb Radiocarbon Suggests Extreme Longevity in White Sharks.” PLoS ONE 9 (1): e84006. doi:10.1371/journal.pone.0084006

 

Post scriptum: En este artículo se documenta un caso en el que la presencia relativa del isótopo radiactivo 14C ha servido para determinar con precisión la edad de unos animales. En un campo completamente distinto de este, la presencia del mismo isótopo, junto con el 10Be, en materiales de construcción de madera, puede servir para localizar en el tiempo eventos astronómicos. Si te interesa la astronomía y la historia del arte, quizás te interese esto.

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En el vídeo se puede ver uno de estos tiburones, aunque este, en particular, no es de los más grandes ni, por lo que se ve, de los más fieros:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=d-1xU0VfJ-g[/youtube]



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Por Juan Ignacio Pérez, publicado el 11 enero, 2014
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