Osos monitorizados

Por Juan Ignacio Pérez, el 7 abril, 2016. Categoría(s): General ✎ 1
Oso negro (Ursus americanus) (Imagen: H Barrison, Wikipedia)
Oso negro (Ursus americanus) (Imagen: H Barrison, Wikipedia)

Los osos no hibernan como lo hacen las marmotas o los murciélagos, por ejemplo. A los mamíferos de pequeño tamaño que hibernan durante los meses fríos del año no les compensaría hibernar si su masa fuese superior a los 5 Kg. Esos mamíferos experimentan una bajada muy fuerte de su temperatura corporal durante ese periodo, hasta llegar a igualarse con la temperatura ambiental en algunos casos. Bajo esas condiciones, la tasa metabólica se reduce muchísimo, y puede llegar a representar tan solo un 5% del metabolismo basal. Sin embargo, la temperatura corporal de los osos no se reduce tanto, ni muchísimo menos. En definitiva, los osos entran en letargo en invierno, pero se trata de un letargo tan distinto del que experimentan los mamíferos pequeños que muchos fisiólogos consideran que en el caso de los osos técnicamente no cabe hablar de hibernación.

Sin embargo, hay quienes, basándose en registros de larga duración de las variables fisiológicas a valorar, si consideran que cabe hablar de hibernación con estas especies de grandes mamíferos. En un estudio realizado con el oso negro americano, se monitorizaron cinco osos mientras experimentaban el estado de letargo fisiológico invernal. Las variables que se midieron fueron consumo de oxígeno, temperatura corporal, y actividades cardíaca, muscular y cerebral. Y la monitorización se prolongó durante todo el periodo de hibernación y algunas semanas posteriores.

Observaron que la temperatura corporal se reduce, pero no baja de los 30ºC y varía en torno a un valor medio de 33ºC. La frecuencia cardiaca se reduce de 55 latidos min-1 a 9 latidos min-1. No obstante, se producen arritmias muy acusadas, de manera que la mayor parte de las contracciones del corazón se registran a la vez que los movimientos respiratorios. Por otra parte, realizan dos inspiraciones por minuto, más o menos. Se mueven de vez en cuando (alrededor de dos veces diarias). Y la tasa metabólica, en promedio, se reduce en un 50% con relación al valor correspondiente al metabolismo basal, aunque en ocasiones también puede reducirse en mayor medida (hasta en un 75%). Tras despertar, la tasa metabólica se mantiene en valores reducidos durante otras tres semanas, a pesar de que la temperatura corporal ya ha retornado a los 36ºC habituales. Y finalmente, al contrario que los mamíferos de pequeño tamaño, los osos no se despiertan ocasionalmente durante la hibernación.

Tras varios meses sin comer, beber, defecar, ni orinar, y a pesar de que el metabolismo se ha reducido notablemente durante ese periodo, los osos recuperan al despertar todas sus funciones con absoluta normalidad. Es más, apenas pierden masa muscular y masa ósea durante esos meses, y conservan la funcionalidad muscular en su integridad.

Desde un punto de vista fisiológico, el resultado más destacable de la monitorización es la desconexión existente entre el aletargamiento -y consiguiente depresión de todas los procesos vitales- y la evolución de la temperatura corporal a lo largo de todo el proceso. Todas las situaciones de depresión o reducción de la actividad metabólica conocidas en los animales homeotermos van acompañadas de un fuerte descenso de la temperatura corporal, y sin embargo, el descenso térmico que se produce en los osos es muy pequeño. Es más, una vez finalizada la hibernación, enseguida recuperan la temperatura corporal, pero sin que la tasa metabólica retorne a sus valores normales ¡hasta tres semanas después!

Se trata de un descubrimiento notable, pues pone de manifiesto que el metabolismo basal no es imprescindible para el mantenimiento de la temperatura corporal, sino que este es un rasgo controlado fisiológicamente. No sabemos cómo ocurre eso, pues los mecanimos moleculares que participan en el descenso metabólico propio del letargo son desconocidos. Pero está claro que este asunto será un campo de investigación importante. De hecho, nos interesa conocer con precisión los mecanismos que intervienen en esos procesos, porque la capacidad para controlar situaciones hipometabólicas tendría importantísimas implicaciones médicas.

Fuente: Øivind Tøien, John Blake, Dale M. Edgar, Dennis A. Grahn, H. Craig Heller, Brian M. Barnes (2011): “Hibernation in Black Bears: Independence of Metabolic Suppression from Body Temperature” Science 331: 906-909. DOI: 10.1126/science.1199435



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